Logró lo que tanto deseaba.
Mientras Gaby caminaba por el pasillo ensanjonado, mataba su cabeza pensado en aquél tipo que le voló su cabeza. Aquél día, donde Gaby se dirijía a su casa, la lluvia golpeaba fuerte en su rostro, lo cual pudo distraer a todo aquél que pasase cerca suyo, pues nunca se observaron las lagrimas que de sus ojos oscuros caían y se unían con las demas intrusas que justo a tiempo estaban allí. Gaby ha llegado a su casa, ha dejado el bolso bien cerca de la puerta y su campera volando hacia su cama, que allí cerca se encontraba. La única imagen que tenía en su mente era de aquél hombre que aceleraba el latido ode su corazón, de ese mismo que cuando la vió, no prestó un segundo de atención a la sonrisa de Gaby que sólo intentaba decir "Hola". Con ese anhelo de todos los días, de sólo rosar mejillas y escuchar el sonido que produce la boca de él cerca de su oido y ya está. Pues hoy a Gaby se le ha rechazado el saludo, o quizá ni siquiera aquél infeliz pudo observar que ella se encontraba allí. No necesitó muchas respuestas, pues luego de que ese hombre no la figuró, ella fue minuciosamente en busca de él. La respuesta no estaba muy lejos. Una nueva mujer se encontraba a su lado. Sonrientes los dos miraron a Gaby y mientras ella los observó, en un abrir y cerrar de ojos la escena ya era otra: Gaby caminando por detrás de él y ellos volviendo a su placida felicidad traviesa que tanto les parecía gustar. La alusión terminó en una ilusión y pronto ya estaba tornando una falsa ilusión.
-¿Cómo te trató la lluvia?- Preguntó su amigo
- Como el orto- Le respondió la muchacha
- Pues esto te alegrará - sus mejillas comenzaron a ruborizarse- : yo te amo Gaby.
Ella agacha su cabeza, luego la levanta y responde: -¿Siempre es lo mismo?
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