Agustina querida: A la vista de todos quedó tu evidencia. Como si fuese menos les hiciste guardar otra mentira más a tu cajón. Complices encubiertos y luego descubiertos. La gente como vos suele no ser anhelada a un modelo de vida. No importa si vestis bien, si tu sonrisa es perfecta, o si tu grupo de amigos es el más popular de tu secundiario... Vos sabes que nada de interesante expulsas, que nada de lo que hagas será verdad, que tus chistes seran opacados por esas ganas de brillar... Podrías hablar a lo racional, pero nada de lo que digas te lo creerás. Como un demonio, odias a todos, pero los mantienes a tu lado. Es increible como maquinas tu cabeza para hacer creeer que sos genial. Tu misma gente sabe quién sos y qué hiciste, pero nunca entienden el por qué lo hiciste. Los envenenas con tu voz del placer y luego todos quedan en la tela de arañas que nunca se les dió por vencer. Asi todos terminan siendo materia fecal igual que vos. Porque cuando la verdad aparece, gente como vos huye, se esconde en el bosque de los nobles. Y la maquina vuelve a empezar. Y la tela de arañas se vuelve a crear. Nuevos ingenuos se vuelven a envenenar. Tu tez blanca consiguió engatuzar -como decis vos- pero no lo pudiste aplanar. Chica... pequeña de rostro yanki... Ya te conocemos. Y no vuelvas más por acá
Uki.
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