lunes, 20 de diciembre de 2010

La luz verde agrietada nos ilumina

Desechame en lo alto de la barda seca
o si prefieres en el asfalto duro
Derribame por los canteros
o en aquél cementerio que te gusta tanto.
Rasguña mi piel y conviertela en sangre.
Muerde hasta arrancar si así también lo prefieres.
Engañame con las luces de la noche,
con las luces del día.
Penetra el corazón a mas no poder.
Cumple con tu inconsciente.
Abre tu actitud y comienza tu juego.
Hasme lo que quieras
pero no saques tu aliento.
Echa la cordura,
pero no olvides la mía.
Cierra tu corazón, 
pero no olvides que el mio sigue abierto.
La luz verde agrietada, nos ilumina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

bien ahí.